El Club Nacional de Football está de luto. Acaba de dejarnos un bolsilludo de ley que con su incansable esfuerzo contribuyó a hacer más grande a Nacional. Mario Menéndes, nuestro Cónsul en Rosario, dejó de existir y deja para todos quienes lo conocimos un vacío que será difícil de llenar, si es que esto fuera posible.
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Mario fue un hombre y un bolso cabal. Honesto y responsable ante todo, que jerarquizó la función de Cónsul y constituyó un ejemplo para todos quienes tienen el honor de ocupar esa función. Con su trabajo no sólo logró que el padrón social del Club creciera de forma importantísima. Logró algo aún más importante: que Nacional estuviera siempre, en el momento y en el lugar que fueran necesarios, creando lazos entre el club y la sociedad que perdurarán para siempre. Se nos fue un tricolor como pocos, un buen tipo y un gran amigo.
Uno de los imprescindibles. Su aliento estará en cada bandera de Nacional que flamee en cualquier parte. Su ejemplo en cada esfuerzo que los tricolores hagamos para engrandecer a esta institución inigualable. Su pasión en cada grito de gol que deje roncas las gargantas de los que tenemos el privilegio de sentir este amor que Mario supo sentir por los colores del club de la patria. A su familia y a Matías, su hijo, el apretado abrazo de más de medio país.
Hoy estamos dolidos, pero mañana y siempre estaremos orgullosos de haber tenido a alguien como Mario Menéndes entre los que entendemos que ser de Nacional, es la mejor manera de ser uruguayos.
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