Bruno Fornaroli
"Estoy liquidado, quiero dormir, pero estoy contentísimo". Con esas palabras y una sonrisa dibujada en el rostro el delantero recibió a Ovación. Apenas se enteró que estaba todo encaminado para ser jugador de Nacional, no lo pensó dos veces, consiguió el boleto del avión que partiría hacia el Sur lo más pronto posible y voló. Ayer estuvo en la sede tricolor, firmó contrato y hoy comenzará a entrenar en Los Céspedes con el técnico que un día le hizo una promesa.
DANIEL ROSA
- ¿Vuelve a su casa?
- Es así y por eso estoy totalmente feliz.
- ¿Cómo se dio?
- Se hablaba que podía salirme algo en Grecia, pero surgió la posibilidad de Nacional, enseguida se hizo fuerza de parte del club y mía para venir y fue todo rapidísimo. Al rato salí corriendo a tomarme el avión.
- A comienzos de año se había quedado en la puerta. ¿Qué pasó entonces?
- Quizá no era el momento para mi vuelta. Yo, al menos lo tomo así, porque cuando las cosas no suceden no hay por qué buscarle mucha explicación, sino seguir adelante. Ahora, a poco más de seis meses, se dio y por eso estoy muy contento.
- ¿Qué sensaciones tuvo cuando cruzó la puerta de la sede de nuevo?
- Lo primero que se me vino a la mente fue cuando daba mis primeros pasos en Nacional y venía a cobrar los viáticos... La verdad que me sorprende la pregunta porque es verdad que se me cruzaron muchas cosas por la cabeza. Vi que hay muchos cambios, lo que quiere decir que el club sigue creciendo.
- ¿Ya no daba más la situación en Sampdoria?
- Lo que pasa es que hacía ya varias convocatorias que estaba en el banco o a veces en la tribuna, pero nunca terminaban de darme la chance. No encuentro ese espacio que necesito y cuando uno ve que hace todos los esfuerzos para estar y no es tenido en cuenta por otras circunstancias que ni siquiera uno conoce, no tiene cabida, no queda otra que buscar otra salida. Ojo, no quiero decir que Nacional sea una salida, pero eso fue lo que pasó en Sampdoria.
- Fue raro, porque llegó a Sampdoria, hizo goles incluso por Copa UEFA, los hinchas lo querían y jugó poco.
- El fútbol italiano es algo extraño, porque uno llega de jugar muchos partidos en el torneo local, en las copas internacionales, pero con 20 años llegás y sos un juvenil, un primavera. Es cierto que la gente pedía que yo jugara, pero nunca tenía la posibilidad. Eso me desesperó y decidí partir a San Lorenzo. Viéndolo ahora, si bien no me arrepiento, digo que quizá hubiera sido mejor esperar un tiempo más para emigrar, como lo hicimos algunos compañeros. Así es el fútbol, así se está dando mi carrera y ahora disfruto de este momento de volver a Nacional.
- ¿Lo importante en este momento era jugar?
- Importante no, es que no aguanto más estar sin jugar. Aunque no llegue el tránsfer en estos días, el partido del sábado de noche no me lo pierdo. Jugar en el Parque Central para volver, ¿qué más puedo pedir? Ahí van a estar los hinchas que me vieron nacer y eso tiene un valor muy grande para mí. La verdad es que pienso en lo que puede ser eso y ya se me eriza la piel.
- ¿Fue un plus para volver que Carrasco sea el técnico?
- Sí, no te puedo mentir. Me gusta mucho el tipo de juego que tiene. Para uno que es delantero y ve que los atacantes en sus equipos hacen un montón de goles, ¿cómo no te va a seducir? Te voy a confesar además que hace un tiempo atrás, cuando aún yo estaba en Nacional y las cosas me salían bien, tuve la posibilidad de hablar con él y me dijo que si algún día me dirigía yo iba a hacer muchísimos goles. El momento llegó, aunque vengo como uno más a pelear el puesto. Él verá si puede cumplir la promesa.
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